Cómo cuesta cuando llega un nuevo hermanito o nueva hermanita a casa. De las primeras miradas de desdén, pasando por la presentación: “aquí tienes a tu nuevo hermanito, dale un beso, pero CUIDADO, es muy pequeño”, llegamos a los celos. Éstos son naturales e inevitables; y también conocidos por el síndrome del “destrono”. Pasas de ser el rey de la casa, a ser un competidor por el tiempo, cuidado y mimos de tus padres.
Es normal que los pequeños quieran el cariño de sus papás en exclusividad, el 100% del día y el 100% de las ocasiones. No estamos preparados para compartir, y es por ello que aparecen las rabietas, los malos comportamientos, y actitudes que hace tiempo habían superado, como volver a orinarse en la cama.

 

Los celos entre hermanos, aunque se vean dentro de la normalidad, deben ser controlados de cerca por los padres; deben estar atentos a cómo su hijo o hija mayor procesa la llegada de un nuevo hermano y los sentimientos que esto le puede generar.
Si notamos que el rechazo es preocupante, y/o que la aparición de conductas disruptivas va más allá del entorno familiar, por ejemplo en la escuela, podemos enseñar al menor a gestionar de otra forma los celos, hacia un acercamiento hacia el recién llegado.
No hace falta de llegue un nuevo hermano para que aparezcan los celos, y con ellos, la comparación con sus otros hermanos, a los que ve como competidores; la indiferencia y desdén con el que algunos hermanos tratan a otros; e incluso la baja en el rendimiento escolar.
Es por ello por lo que las padres deben conocer cómo prevenirlos.

 

Tenesor Lorenzo

P-02024.