¿Cuántas veces no habrás “rodeado” un problema hasta conseguir la solución?

Y no porque dicha solución sea especialmente complicada, sino que ya la complicas tú mismo. Haciendo que la salida a tu preocupación pase por un sin fin de trabas que, de manera consciente o inconsciente, te pones.

La imagen que presento es muy recurrente, ya que la persona no ha seguido dentro del laberinto buscando la salida, sino que de manera gráfica, sale de él, en linea recta, de la manera más sencilla… simplificando… saltando los obstáculos…

Es cierto que a simple vista parece que estemos haciendo trampas, pero: ¿y si eso fuese una alternativa? ¿Y si ante una dificultad dejas de dar vueltas y vueltas, y como bien dice la expresión popular: “coges al toro por los cuernos”?

Simplificar significa ir directamente al problema y a las posibles soluciones y poner en práctica cada una de ellas hasta que logres hacerlo desaparecer. Si quieres, puedes salir de tu propio laberinto, de esa situación que te genera malestar y que te hace sentir que estás dando vueltas sin sentido…

Tenesor Lorenzo_psicólogo
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